sábado, 7 de marzo de 2009

Llega el fin de semana y, aunque no hay maquillaje capaz de disimular nuestras ojeras, el sábado a madrugar de nuevo. Nos vamos a Ninh Binh en minibús a la 5:30 de la mañana, bolsa en mano con el desayuno que nos ofrece el hotel; quien lo ha preparado debía estar también un poco dormido, rebanadas de pan de molde, un plátano, dos mandarinas, agua y una rodaja de algo que parece salami, aunque prefiero no preguntar qué es desde que ayer vi en un mercado un puesto de perros asados. Nos distribuimos en los asientos asegurando que tenemos sitio suficiente para tumbarnos las tres horas que dura el viaje aunque con el traqueteo y el sonido de miles de claxons como hilo musical es imposible dormir. Primera parada Tam Coc, una bahía por la que transcurre entre arrozales el río Ngo Dong que recorremos en barcas, disfrutad del paisaje.









En mi barca remaban un padre y una hija de una familia muy pobre de cultivadores de arroz que se sacan algo de dinero con este trabajo, pasamos bajo tres cuevas con tan poca altura que en algunas hay que agacharse.



Continuamos en los alrededores de Ninh Binh visitando la catedral de Phat Diem, centro del catolicismo en la época de colonización francesa que es una mezcla de estilo gótico europeo con el de las pagodas vietnamitas.


Un gupo de universitarios nos hace una entrevista, aqui tenéis a Gosia contestando sus preguntas:

Vuelta a Hai Phon, con el tiempo justo de pasar por el hotel y cambiarnos de ropa para asistir a la boda de la novia que se casaba para siempre y de la que os hablé ayer. Más de 1.000 invitados que ocupábamos las dos plantas de un hotel, en nuestra mesa algunos de nuestros clientes, representantes de la cámara de comercio y empresarios de Hai Phong. Era nuestra presentación en sociedad y como es costumbre nos pusimos de pié para brindar con las personas que nos iban presentando unas 25 veces.



Al salir de la boda vemos que nuestos clientes hablan entre ellos y suponemos que lo hacen para ponerse de acuerdo en cómo nos acercan al hotel, pero una sorpresa más, parece que están compitiendo para ver quien es más hospitalario con nosotros y... ¡nos invitan al cine!. Madrugada de sábado, después de un viaje, una boda y con palomitas incluidas viendo Ink heart con subtítulos en vietnamita. Mañana es domingo, o eso creo.

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